Trabajar en BIM (Building Infomation Modeling) significa gestionar y coordinar, de una manera efectiva todos los recursos implicados en la vida útil de una edificación, y esto abarca desde su idea primigenia, en fase de Diseño, hasta su demolición final; y desde la gestión del equipo humano que la llevará a cabo, y sus diferentes oficios, hasta el coste de su realización, reforma, y reciclaje final.

    ¿Qué nos permite BIM? Adelantarnos en el tiempo, corregiremos antes de llegar a la ejecución los posibles errores o interferencias, así como a introducir modificaciones en el proyecto, que supondrían un elevado coste, si lo hacemos una vez comenzada la obra; pero no sólo eso, sabremos la eficiencia y sostenibilidad de la edificación, y también el coste de su construcción y mantenimiento final.

      Desde el principio el edificio se concibe y se representa en 3D, en un proceso de fases ordenadas semejante a la realidad, en la que se le van añadiendo la información relevante. Tomemos por ejemplo un muro de nuestro futuro edificio:

     1) En un entorno BIM, se crea como un volumen, asociando directamente los materiales que la compondrán; y al mismo tiempo se introduce la información necesaria, como por ejemplo sus espesores, obteniendo directamente información útil como la cantidad de ladrillo necesario, el volumen de cemento y arena, los m lineales de rodapié o los m2 de pintura. 

       2) Paralelamente obtenemos la grafía del mismo, en diferentes alzados, secciones o planta, además de su volumetría e inserción en el entorno; generar la documentación técnica necesaria para su construcción nunca fue tan sencillo.

        3) Dado que las diferentes vistas se generan desde el mismo modelo, es fácil comprender que si en el proceso, decidimos introducir una modificación, derribando parte del mismo, en un fase intermedia de demolición, se nos generarán, los nuevos planos e informes automáticamente.

      4) Pero otra de las ventajas del proceso, es la coordinación. Ya no se trata de un modelo arquitectónico aislado, por un lado, y de ingeniería por otro, sino de un todo, de un único conjunto.

          Pensemos que en nuestro ejemplo, introducimos una modificación en la distribución del edificio que el proyectista no ha tenido en cuenta en el proyecto inicial, y a la hora de ubicar la puerta en el muro, la distribución de las tuberías de agua que bajan por dicha pared, de un baño superior, nos caen justo donde los planos grafiados señalan la disposición de la misma y nos damos cuenta en la obra. Habrá casos sencillos de solventar, cambiando sobre la marcha la disposición de la misma, si esto resulta posible, pero ¿qué pasa si hemos tenido que variar el modelo de la máquina frigorífica, por necesidades técnicas de cálculo? Esto afecta no sólo a la máquina en sí, sino también a las dimensiones de los conductos, y producirán no pocos quebraderos de cabeza cuando en obra empecemos a darnos cuenta de que no tenemos espacio suficiente para todas las instalaciones en el falso techo proyectado. 

        Es de gran ayuda saber a priori, los problemas que nos encontraremos.

     5) Finalmente, toda esta información se gestiona de manera integrada desde una misma plataforma, sin necesidad de ir pasando por diferentes sofwares informáticos, sino dentro de un único programa, lo que nos da una idea de la potencialidad de BIM, y de lo útil que resulta en la Gestión de la Ejecución.

Parece evidente que llevar a cabo un proyecto de construcción sin BIM, hoy en día, es como empeñarse en seguir haciendo los planos en la mesa, con el parlex en una mano y el rotring en la otra, BIM ya no es el futuro, sino el presente.

      En resumen, BIM ofrece cuatro ventajas: PLANIFICACIÓN, DISEÑO, CONSTRUCCIÓN Y EXPLOTACIÓN.

  Es una de las mejores y más avanzadas tecnologías en el sector de la construcción y capaz de transformar la información suministrada en dinero (ahorro de costes) y nuestra profesión en un aumento de la producción e innovación. ¡Contacte con BIMarquitectura para ayudarle en el proceso!.